La frase:

" Si no existís la novetat continua que és escriure, em moriria simbòlicament tots els dies" - Clarice Lispector

dimarts, 31 de juliol del 2018

Els meus contes (IV): "El dilema del concurso de cuentos"


Aquest és un conte presentat a un concurs nacional de La Caixa i Radio Nacional   que explica, fil per randa, el dilema en que em vaig trobar l'any passat:

El dilema del concurso de cuentos 

Pedro Garrido era un auténtico amante de los libros, le gustaba leer e incluso tenía un blog donde comentaba las lecturas que había hecho y daba su opinión a unos potenciales lectores del ciberespacio.

De tanto leer tenía la vista miope y cansada y no podía dejar de llevar gafas como hubiera querido siempre desde pequeño.

Al jubilarse se apuntó a unas conferencias en la universidad, que hacían para gente mayor junto con alumnos jovenes y aunque a veces se dormía, en general las encontraba bastante interesantes. Fue en una clase de Historia del Arte especialmente aburrida donde se le ocurrió el cuento, la profesora hablaba y hablaba con voz monótona sobre los cuadros y los marcos suntuosos que les daban prestancia. Los alumnos jóvenes y de edades comprendidas entre dieciocho y veinte años tomaban apuntes frenéticamente. Pedro Garrido pensaba: ¿Cómo podían sacar alguna conclusión de aquel discurso monocorde?

El hecho es que le surgió la idea y, por primera vez en su vida, se puso a escribir un cuento original, un cuento personal extraído de su cerebro, una idea propia que tenía un sentido, un inicio, un pequeño desarrollo y un desenlace sorprendente.

Le salió redondo, sencillo, bien estructurado y efectivo, lo tituló “La galería de arte”, trataba de un critico de arte que visitaba una galería y…, pero esta es otra historia. (ver entrada del 21/03/2017).

Pedro Garrido estaba satisfecho de su cuento, pero ya se sabe, si no te lee nadie tu esfuerzo no tiene ni gracia ni recompensa. Casualmente en el Hogar del Jubilado, donde dirigía un Club de Lectura como voluntario, celebraban por Sant Jordi, unos Juegos Florales.

Animado por una compañera presentó el cuento y para su sorpresa ganó el primer premio, viéndolo publicado en un libro conmemorativo, junto con todos los trabajos presentados.

Para Pedro Garrido esto era impensable y el premio le produjo una euforia sorprendente. De repente quería presentarse a todos los concursos de cuentos posibles, pero sólo tenía uno.

Un único cuento para enviar, si, un cuento casi perfecto, pero que le había dejado la mente en blanco, sin nuevas ideas o posibles argumentos.

Y entonces sucedió, había un concurso nacional de cuentos hecho a su medida, solo tenía que enviarlo y esperar.

Enviarlo y esperar, eso era todo. Pero había una inconveniente, siempre hay un inconveniente en la vida, tenía que ser original y no estar publicado. De hecho su cuento había participado en un concurso y estaba publicado.

Pero, ¿quién lo sabría? ¿Quién podía llegar a detectar aquella pequeña publicación local? Sin darle más vueltas envió el cuento y se olvidó del tema.

Pasados ​​unos días Pedro Garrido recibió una llamada:

- Ha sido seleccionado como finalista del concurso de cuentos. El concurso final se hará el miércoles de la próxima semana en Sevilla y, si puede venir, le enviaremos los billetes de avión para su traslado.
Por cierto, el cuento es original y no ha sido publicado, ¿verdad?

Pedro se quedó sin palabras, bien, dijo, lo tengo en mi blog personal, se llama “Apunts de Lectura”.

- Caramba, le contestaron, consultaremos el tema.

Allí comenzó la desazón de Pedro Garrido, le dolía ocultar el hecho de que el cuento habia sido publicado y por otro lado sabía que si hablaba sería descalificado y él quería saber, de todas todas, si su cuento podía ganar el concurso. Quería saber su recorrido en un concurso nacional, en un concurso en el que, por ahora, estaba situado entre los 15 primeros finalistas, ¡a nivel nacional!

Al día siguiente recibió un correo electrónico:

- No hay problema con el blog, pero,  ¿el cuento es original? ¿No se ha publicado?

La pregunta era directa e insoslayable, no podía hacer como si nada, no podía hacer ver que no sabía las bases del concurso, ¿mentiría o no mentiría?

Aplazó la respuesta, dio vueltas a la cuestión, dudó, pregunto a sus familiares más próximos, pero lo sabía, sabía que no podía seguir, que no podía coger el avión e ir al concurso como si nada. Era todo una tontería, una nimiedad, solo era un concurso de cuentos, no tenía importancia, pero era simbólico, era un engaño y eso era suficiente.

Fue al ordenador y escribió un correo:

- El cuento no es original, ganó unos Juegos Florales locales y se publicó.

Se había acabado el sueño del concurso de cuentos, había resuelto el dilema, con pena, con pesar por no saber hasta donde habría llegado, pero, como mínimo, tenía la conciencia tranquila y, pensándolo bien, ahora ya tenia un argumento para un nuevo cuento.


Aquesta vegada però, no he rebut cap trucada...                                              

2 comentaris:

  1. Estarem esperant la retrobada amb els teus contes i "Les Cròniques" al setembre. Una abraçada i molt bon estiu!!!
    Marta

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  2. Cap trucada... però saber-se honest també hauria de considerar-se un meritori primer premi moral. Qui sap si els altres autors no han amagat alguna "mentirijilla" que els organitzadors no arribaran mai a saber i, tanmateix, se'n emportaran la palma! Millor per a ells. La temptació és a prop, però jo també sóc del parer que hom ha d'estar en pau amb la pròpia conciència. Segur que encara som a temps que li arribi aquesta trucada. Potser un dia d'aquests...!

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