Federico García LorcaRomance Sonámbulo |
Verde que te quiero verde. Verde viento. Verdes ramas. El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la
sombra en la cinturaella sueña en su baranda, verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Verde que te quiero verde. Bajo la luna gitana, las cosas la están mirando y ella no puede mirarlas. Verde que te quiero verde. Grandes estrellas de escarcha, vienen con el pez de sombra que abre el camino del alba. La higuera frota su viento con la lija de sus ramas, y el monte, gato garduño, eriza sus pitas agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde? Ella sigue en su baranda, verde carne, pelo verde, soñando en la mar amarga. --Compadre, quiero cambiar mi caballo por su casa, mi montura por su espejo, mi cuchillo por su manta. Compadre, vengo sangrando, desde los puertos de Cabra. --Si yo pudiera, mocito, este trato se cerraba. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. --Compadre, quiero morir, decentemente en mi cama. De acero, si puede ser, con las sábanas de holanda. ¿No ves la herida que tengo desde el pecho a la garganta? --Trescientas rosas morenas lleva tu pechera blanca. Tu sangre rezuma y huele alrededor de tu faja. Pero yo ya no soy yo, ni mi casa es ya mi casa. --Dejadme subir al menos hasta las altas barandas, ¡dejadme subir!, dejadme hasta las verdes barandas. Barandales de la luna por donde retumba el agua. Ya suben los dos compadres hacia las altas barandas. Dejando un rastro de sangre. Dejando un rastro de lágrimas. Temblaban en los tejados farolillos de hojalata. Mil panderos de cristal herían la madrugada. Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. Los dos compadres subieron. El largo viento dejaba en la boca un raro gusto de hiel, de menta y de albahaca. --¡Compadre! ¿Dónde está, dime? ¿Dónde está tu niña amarga? ¡Cuántas veces te esperó! ¡Cuántas veces te esperara, cara fresca, negro pelo, en esta verde baranda! Sobre el rostro del aljibe se mecía la gitana. Verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata. Un carámbano de luna la sostiene sobre el agua. La noche se puso íntima como una pequeña plaza. Guardias civiles borrachos en la puerta golpeaban. Verde que te quiero verde, verde viento, verdes ramas. El barco sobre la mar. Y el caballo en la montaña. |

Jaime Gil de Biedma
Noche triste de octubre (1959)
Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro.
Adelantaron
las lluvias, y el Gobierno,
reunido en consejo de ministros,
no se sabe si estudia a estas horas
el subsidio de paro
o el derecho al despido,
o si sencillamente, aislado en un océano
se limita a esperar que la tormenta pase
y llege el dia, el dia en que, por fin,
las cosas dejen de venir mal dadas.
El tacte
dels teus llavis
damunt la teva pell;
transcorrent els dies
i el meu batec de sorra
sempre sap on trobar-te.
Els ulls foscos que estimo,
el front, el gest, les mans,
tot és plaent en tu,
com si et creés
cada cop que et mirava.
El temps que passa
ens fa més íntim l'amor.
damunt la teva pell;
transcorrent els dies
i el meu batec de sorra
sempre sap on trobar-te.
Els ulls foscos que estimo,
el front, el gest, les mans,
tot és plaent en tu,
com si et creés
cada cop que et mirava.
El temps que passa
ens fa més íntim l'amor.
A mi del Gil de Biedma, el poema que m'agrada és NO VOLVERÉ A SER JOVEN. És com el retrat de la nostra vida. Te'l recomano.
ResponElimina